El Sábado posterior al segundo domingo después de Pentecostés la Iglesia celebra al Corazón Inmaculado de María.
La expresión «Corazón Inmaculado de María» se ha de interpretar en sentido bíblico: designa la persona misma de la Virgen: su ser íntimo y único; el centro y la fuente de su vida.
Al día siguiente de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús en la que celebra a la divina misericordia manifestada en Cristo, la Iglesia contempla el Corazón Inmaculado de su Madre.
Invita así a los fieles a dirigir la mirada hacia aquella que habiendo escuchado el saludo del ángel y las maravillas que decían los pastores sobre su niño, conservaba estas cosas «meditándolas en su corazón» (Lc 2, 19).