Rezo por ustedes. ¡Lo hago siempre!
Les pido humilde y fraternalmente que también me acompañen con la oración. Confío totalmente en la oración de ustedes que son mi Iglesia. La siento en mi corazón. Tengo la certeza que gracias a la oración de ustedes, podré convertirme más a Él.
Que María de las Mercedes y de Luján, nombres tan oportunos para nuestro caminar en este momento histórico, y de nuestro Sínodo, les haga sentir la ternura de su maternidad.
¡Les mando un abrazo lleno de fraternidad y mi bendición!

Rezamos por vos y sabemos de tu cercanía y oración por nosotros.

¡Caminamos con vos, querido obispo Jorge, de la mano de María y tratando de vivir al ritmo del Espíritu!

¡Gracias por el regalo de tu palabra, tus reflexiones nos acompañaron y pudimos vivir, caminando juntos, esta cuaresma!

39. Queridas hermanas, queridos hermanos, ¿cómo sería nuestra vida hoy si el Maestro estuviese más presente en nuestra vida cotidiana? Estamos llamado a Caminar juntos con el Señor, en todo, para seguir así, aprendiendo a vivir y a vivir de una manera nueva. De todo esto se trata el Sínodo. Y les recuerdo que ¡el Señor está siempre con nosotros! ¡Y también su Madre!

Confiemos en la presencia de Jesús y de María al decidirnos a caminar juntos.

Confiemos en la presencia del Espíritu Santo que quiere hacer nueva a su Iglesia.

37. El desafío es: caminar con Jesús en todo, para convertirnos y evangelizar como Él. El desafío es: lavarnos los pies unos a otros.

Nos convertiremos con la ayuda de la oración, la Palabra, el arrepentimiento y el perdón.

Nos lavaremos los pies unos a otros repitiendo los gestos de Jesús: cercanía, fraternidad, alegría, misericordia.

36. Esforcémonos por aprender a caminar juntos con Él, no lo demos por hecho, podemos estar en piloto automático, con prácticas que despacito nos van enfriando el corazón. Les recuerdo que en todo hacen faltas los contenidos del Evangelio, del Magisterio de la Iglesia, pero también la pedagogía de Jesús. Cuando los discípulos se hicieron cargo de la Evangelización de su tiempo, no sólo trasmitían el mensaje de Jesús, sino también, lo hacían como lo habían aprendido de Él, por eso fueron tan creativos y por eso generaron tantas transformaciones en su época.

Evangelizar con los gestos de Jesús, no sólo con su mensaje. Los gestos de Jesús también son el mensaje.

35. En el tiempo de conversión, necesitamos al mismo tiempo, dejarnos lavar los pies y lavárselos a otros, porque en definitiva, esa es la experiencia fundamental de la evangelización. La evangelización es una experiencia de inmersión compartida en el Amor de Dios. Nos sumergimos juntos en el Amor, en Dios, es decir, nos lavamos los pies unos a otros, como el Señor lo hace con nosotros y como nos enseñó.

El obispo Jorge nos da una clave para trabajar en este sínodo de la evangelización: “La evangelización es una experiencia de inmersión compartida en el Amor de Dios”.

En el día de hoy, profundizá la idea de evangelización como entrar juntos en el amor de Dios:

* Pensá esa idea en tu vida.

* Pensá en la vida de la comunidad parroquial.

* Pensalo en relación a los vecinos de los barrios de la parroquia.

El camino del Sínodo, lo caminamos juntos con el Señor, en todo

34. Este año estaremos todos atravesados por este acontecimiento eclesial que es el Sínodo sobre: “La Evangelización y la Catequesis Hoy”. Se trata de un tiempo muy importante de nuestra Iglesia Arquidiocesana. Les pido que lo vivamos como un acontecimiento del Espíritu al que debemos prestar mucha atención y del que todos debemos ocuparnos.

Comprometámonos a vivir este sínodo arquidiocesano desde el Espíritu. Somos el pueblo de Dios que quiere, caminando juntos, “dar testimonio de lo que Jesús hizo y hace en nosotros, contagiar, salir, llevar la Buena Noticia y trabajar para que toda persona se levante y encuentre el sentido de la vida y su salvación” (1)

Pidamos hoy por este Sínodo Arquidiocesano, y por nosotros, “para que nos pongamos en las Manos buenas de nuestro Padre Dios, y dejemos que el Espíritu sople, para que conservemos la alegría y el buen humor y caminemos juntos, privilegiando y cuidando la comunión” (1).

1: Homilía Obispo Jorge en la apertura del Sínodo, 18/3/2023.

33. Estas cuatro acciones que te propongo son para vivirlas siempre, pero en este tiempo de cuaresma, te sugiero que las tengas especialmente presentes e intensifiques tu deseo de vivirlas de verdad. Pedile siempre al Señor que te dé la gracia de los gestos del amor, de la oración, de frecuentar la Palabra y del perdón. (Carta Pastoral: Caminar Juntos con el Señor, en todo – Cuaresma 2023)

En este domingo de Cuaresma, pedirle al Señor el deseo intenso de vivir estas cuatro acciones que el obispo Jorge nos sugiere.

32. Ustedes saben que cuando rezamos el “yo confieso”, en un momento decimos juntos, tres veces, “por mi culpa” y hacemos un gesto con la mano, que muchas veces veo no lo hacemos del todo bien. Se trata de hacer con los dedos como “una pica”, “un punzón”, para que al golpearnos el pecho, signifiquemos que deseamos romper el corazón duro, el corazón convertido en piedra.
De allí viene también sentirnos compungidos, dolidos. ¡Qué bien nos haría hacer ese gesto, con tan tremendo significado y sentir muy adentro, el dolor del mal y del pecado! ¡Qué bien nos haría sentir que nuestro corazón convertido en una roca se rompe y ablanda por la fuerza del Amor de Dios y de su Misericordia!

Cambiar nuestro corazón de piedra por uno de carne que pide perdón y que perdona, que reza y celebra, que medita la Palabra de Dios y que con gestos concretos se acerca a los hermanos para llevarles paz, luz, fortaleza y sentido a sus vidas.

31. La cuaresma es un tiempo propicio para el gesto del perdón en su doble dimensión y experiencia: ser perdonado y perdonar. Y las dos son necesarias. Una lleva necesariamente a la otra. ¡Dejate perdonar, déjate reconciliar por Dios! ¡Confesa tus pecados frente a un sacerdote! Y anímate a pedirle perdón a aquella persona que hallas ofendido. ¡Dejate perdonar por ella! Y no dudes de perdonar, no dejes que el corazón se te llene de odio, de sentimientos de revancha, de venganza. ¡Animate a perdonar!

Ser perdonados y perdonar. ¿Somos conscientes que debemos avanzar en ambos sentidos?

Pedir perdón, para poder ser perdonado. Revisar profundamente, hasta lo más hondo, ¿de qué tengo que pedir perdón? Y lo otro, no menos importante, ¿a quién debo pedirle perdón?

Perdonar. ¿Somos conscientes que muchas veces nosotros debemos ‘limpiar el camino’ para que puedan acercarse aquellos a quienes tenemos que perdonar?

30. Meditar su Palabra con frecuencia es una las deudas más serias que tenemos los cristianos.
Vivimos de la Palabra meditada por otros, es decir, la meditación de la Palabra que hacen los sacerdotes, los catequistas o tantos comentaristas que hoy están al alcance de la mano y vienen a nosotros por internet y el celular. Les confieso que algunas meditaciones me parecen sabrosas y sustanciales, pero muchas que he escuchado cuando alguien me las manda, me parecen superficiales e insustanciales, lejos de la fuerza que la misma Palabra tiene y además, muy alejadas del Magisterio Pastoral y de lo que el Concilio Vaticano II ha soñado de la Iglesia. Es como si le echaran tanta agua que terminan lavando todo y más que quedarnos con el rostro de Jesús, nos quedamos con el rostro del que está hablando, y me parece que eso buscan.

¡Animate a hacer tu meditación de la Palabra! Sacale el jugo sabroso que la Palabra tiene para vos. Alimentate con Ella. ¡Anímense a meditar la Palabra de Dios juntos, en pequeños grupos! ¡Cuánto bien nos haría a todos! Porque estoy convencido que una Iglesia de la Palabra, es una Iglesia crecida, madura, libre y comprometida. Una Iglesia de la profecía, la profecía de la Palabra.

¿Cómo es nuestro contacto directo con la Palabra?

¿Nos damos tiempo para ir al mensaje original presente en los textos sagrados? ¿O reemplazamos la tarea de ver lo que Dios me está diciendo, con las voces de comentaristas que procesan y entregan reflexiones genéricas?

Cuando reenviamos reflexiones de estos comentaristas, ¿lo hacemos porque afianzan nuestra manera de pensar, sin tener en cuenta lo que la palabra viva puede estar diciendo a aquellos destinatarios de nuestros envíos?

¿Verdaderamente creemos que Dios me habla personalmente en su Palabra?