SAN CIRILO DE ALEJANDRÍA, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA

El 3 de octubre de 2007 Benedicto XVI dedicó la catequesis de esa audiencia general a la «gran figura» de uno de los Padres de la Iglesia: san Cirilo de Alejandría. Benedicto XVI afirmó en ese entonces que Cirilo fue un «incansable y firme testigo de Jesucristo, ‘Verbo de Dios encarnado'».

Obispo de la Iglesia de Alejandría

Sobrino de Teófilo, quien desde el año 385 como obispo gobernó la diócesis de Alejandría en Egipto, Cirilo probablemente nació en la misma ciudad entre 370 y 380. Desde muy joven inició la vida eclesiástica y por lo tanto recibió una buena educación, tanto cultural como teológica. En el año 403 estuvo en Constantinopla siguiendo a su tío, y allí participó en el «Sínodo del Roble», que determinó la deposición del obispo de la ciudad, Juan (más tarde llamado Crisóstomo). Fue celebrado como un triunfo de la Sede Alejandrina sobre la tradicionalmente rival Sede de Constantinopla, donde residía el emperador. A la muerte de su tío Teófilo, en el año 412, el aún joven Cirilo fue elegido obispo de la influyente Iglesia de Alejandría, que gobernó con gran energía durante 32 años, buscando siempre afirmar su primacía en todo el Oriente, fuerte también en sus tradicionales lazos con Roma.

Su fe cristológica

Unos años más tarde, en 417 o 418, Cirilo buscó superar la ruptura de la comunión con Constantinopla, pero los contrastes terminológicos, teológicos y políticos se reavivaron en 428, cuando Nestorio, recién elegido como nuevo obispo de Constantinopla, prefirió dar a María el título de «Madre de Cristo» (Christotókos), en lugar de aquel otro -ya muy querido por la devoción popular- de «Madre de Dios» (Theotókos). Dado que tal título de Christotókos parecía negar la unidad de la persona de Cristo, la reacción de Cirilo fue casi inmediata. Por eso, antes y durante el Concilio de Éfeso de 431, Cirilo, que era el mayor exponente de la cristología alejandrina en ese entonces, repropopuso con mucho vigor la unidad de la persona de Cristo y el deber de los Pastores de preservar la fe del Pueblo de Dios. Su criterio afirmaba que la fe del Pueblo de Dios era una expresión de la tradición y una garantía de la sana doctrina. En una carta a Nestorio, Cirilo describió claramente su fe cristológica: «Afirmamos de esta manera que hay dos diferentes naturalezas que se han unido en la verdadera unidad, pero de ambas hay un solo Cristo e Hijo» porque «la divinidad y la humanidad, unidas en una unión indescriptible e inefable, nos han producido el único Señor y Cristo e Hijo». Por lo tanto, subrayó el Obispo de Alejandría, «profesaremos un solo Cristo y Señor». Cirilo consiguió que Nestorio fuera condenado repetidamente y hacia el año 433, elaboró una fórmula teológica de reconciliación con los Antioquenos. Murió el 27 de junio de 444.

«El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó» (Apoc. 21,4)

LAS HERMANAS DEJESÚS POBRE, NOPODEMO SER INDIFERENTES AL SUFRIMIENTO DE LOS  HERMANOS Y HERMANAS QUE SUFREN, COMO JESÚS NOS ENSEÑA A CADA INSTANTE.

REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE ESTE FIN DE SEMANA

P. Ricardo – 22/6/2025

REFLEXIONES VARIAS

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I SÍNODO ARQUIDIOCESANO – DOCUMENTO FINAL

3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA LEÓN XIV

22/6/2025

Cristo es la respuesta de Dios al hambre del hombre, porque su cuerpo es el pan de la vida eterna. Cuando nos alimentamos de Jesús, pan vivo y verdadero, vivimos para Él. Ofreciéndose sin reservas, el Crucificado Resucitado se entrega a nosotros, y de este modo descubrimos que hemos sido hechos para nutrirnos de Dios.

La guerra no resuelve los problemas, sino que los amplifica y produce heridas profundas en la historia de los pueblos, que tardan generaciones en cicatrizar. Ninguna victoria armada podrá compensar el dolor de las madres, el miedo de los niños, el futuro robado. ¡Que la diplomacia haga callar las armas! ¡Que las naciones tracen su futuro con obras de paz, no con la violencia ni conflictos sangrientos!

Hoy más que nunca, la humanidad clama y pide la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por las palabras retóricas que incitan al conflicto. Todo miembro de la comunidad internacional tiene la responsabilidad moral de detener la tragedia de la guerra, antes de que se convierta en una vorágine irreparable. No existen conflictos “lejanos” cuando está en juego la dignidad humana.

Continúan llegando noticias alarmantes desde Oriente Medio, sobre todo desde Irán. En este escenario dramático, que incluye a Israel y Palestina, corre el riesgo de caer en el olvido el sufrimiento diario de la población, especialmente de Gaza y los demás territorios, donde la necesidad de una ayuda humanitaria adecuada es cada vez más urgente.

En la Eucaristía el Señor acoge, santifica y bendice el pan y el vino que ponemos en el altar, junto con la ofrenda de nuestra vida, y los transforma en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sacrificio de amor para la salvación del mundo. Dios se une a nosotros acogiendo con alegría lo que le presentamos y nos invita a unirnos a Él recibiendo y compartiendo con igual alegría su don de amor.

En muchos países se celebra la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Domini, y el Evangelio De Hoy narra el milagro de los panes y los peces (Lc 9,11-17). Más allá del prodigio, el milagro es un “signo”, y nos recuerda que los dones de Dios, incluso los más pequeños, crecen más cuanto más se comparten.

INTENCIONES DEL PAPA

El Papa León XIV nos invita a profundizar nuestra relación personal con Jesús y a aprender de su Corazón la compasión por el mundo.