Resultado de imagen para samaritanos leprososPadres de la Iglesia y el nuevo catecismo nos enseñan sobre la acción de gracias.

«Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altísimo. Alabar a Dios es lo mismo que hacer votos y cumplirlos. Por eso se nos dio a todos como modelo aquel samaritano que, al verse curado de la lepra juntamente con los otros nueve leprosos que obedecieron la palabra del Señor, volvió de nuevo al encuentro de Cristo y fue el único que glorificó a Dios, dándole gracias. De él dijo Jesús: No ha vuelto ninguno a dar gloria a Dios, sino este extranjero. Levántate —le dijo— y vete; tu fe te ha salvado. Con esto el Señor Jesús en su enseñanza divina te mostró, por una parte, la bondad de Dios Padre y, por otra, te insinuó la conveniencia de orar con intensidad y frecuencia: te mostró la bondad del Padre haciéndote ver cómo se complace en darnos sus bienes para que con ello aprendas a pedir bienes al que es el mismo bien; te mostró la conveniencia de orar con intensidad y frecuencia no para que tú repitas sin cesar y mecánicamente fórmulas de oración, sino para que adquieras el espíritu de orar asiduamente. Porque con frecuencia las largas oraciones van acompañadas de vanagloria y la oración continuamente interrumpida tiene como compañera la desidia». San Ambrosio

«Imaginémonos en nuestro interior a un herido grave, de tal forma que está a punto de expirar. La herida del alma es el pecado del que la Escritura habla en los siguientes términos: “Todo son heridas, golpes, llagas en carne viva, que no han sido curadas ni vendadas, ni aliviadas con aceite” (Is 1,6). ¡Reconoce dentro de ti a tu médico, tú que estás herido, y descúbrele las heridas de tus pecados! ¡Que oiga los gemidos de tu corazón, Él para quien todo pensamiento secreto queda manifiesto! ¡Que tus lágrimas le conmuevan! ¡Incluso insiste hasta la testarudez en tu petición! ¡Que le alcancen los suspiros más hondos de tu corazón! ¡Que lleguen tus dolores a conmoverle para que te diga también a ti: “El Señor ha perdonado tu pecado” (2Sam 12,13). Grita con David, mira lo que dice: “Misericordia Dios mío… por tu inmensa compasión” (Sal 50,3). Es como si dijera: estoy en peligro grave a causa de una terrible herida que ningún médico puede curar si no viene en mi ayuda el Médico todopoderoso. Para este Médico nada es incurable. Cuida gratuitamente. Con una sola palabra restituye la salud. Yo desesperaría de mi herida si no pusiera, de antemano, mi confianza en el Todopoderoso». San Gregorio Magno

CATECISMO DE LA IGLESIA

224: [Creer en Dios] es vivir en acción de gracias: Si Dios es el Único, todo lo que somos y todo lo que poseemos viene de Él: «¿Qué tienes que no hayas recibido?» (1Cor 4,7). «¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?» (Sal 116,12).

Eucaristía: acción de gracias a Dios
1359: La Eucaristía, sacramento de nuestra salvación realizada por Cristo en la Cruz, es también un sacrificio de alabanza en acción de gracias por la obra de la creación. En el sacrificio eucarístico, toda la creación amada por Dios es presentada al Padre a través de la muerte y resurrección de Cristo. Por Cristo, la Iglesia puede ofrecer el sacrificio de alabanza en acción de gracias por todo lo que Dios ha hecho de bueno, de bello y de justo en la creación y en la humanidad.

1360: La Eucaristía es un sacrificio de acción de gracias al Padre, una bendición por la cual la Iglesia expresa su reconocimiento a Dios por todos sus beneficios, por todo lo que ha realizado mediante la creación, la redención y la santificación. «Eucaristía» significa, ante todo, acción de gracias.

Visitar al Señor en el Santísimo es una prueba de gratitud
1418: Puesto que Cristo mismo está presente en el Sacramento del Altar, es preciso honrarlo con culto de adoración. «La visita al Santísimo Sacramento es una prueba de gratitud, un signo de amor y un deber de adoración hacia Cristo, nuestro Señor».

Oración de acción de gracias
2637: La acción de gracias caracteriza la oración de la Iglesia que, al celebrar la Eucaristía, manifiesta y se convierte cada vez más en lo que ella es. En efecto, en la obra de salvación, Cristo libera a la creación del pecado y de la muerte para consagrarla de nuevo y devolverla al Padre, para su gloria. La acción de gracias de los miembros del Cuerpo participa de la de su Cabeza.

2638: Al igual que en la oración de petición, todo acontecimiento y toda necesidad pueden convertirse en ofrenda de acción de gracias. Las cartas de S. Pablo comienzan y terminan frecuentemente con una acción de gracias, y el Señor Jesús siempre está presente en ella. «En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros» (1Tes5,18). «Sed perseverantes en la oración, velando en ella con acción de gracias» (Col 4,2).

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