Los obispos argentinos han dispuesto que el tercer domingo de Pascua sea siempre motivo para reflexionar sobre la importancia del Sostenimiento de la Misión de la Iglesia. Este año, el 14 de abril, celebramos el tercer Domingo del Compartir en todas las parroquias y comunidades del país para recordar a la luz de la Pascua la importancia de sostener la Misión.

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Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 3, 7b-15

Jesús dijo a Nicodemo: «Ustedes tienen que renacer de lo alto.»

«El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu.»

«¿Cómo es posible todo esto?», le volvió a preguntar Nicodemo.

Jesús le respondió: «¿Tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio.

Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo?

Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.

De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en Él tengan Vida eterna.»

Palabra del Señor.

Vivida como «el respiro de la vida», la vida de oración no se presenta como una alternativa al trabajo o a los otros compromisos que estamos llamados a desarrollar durante el día, sino más bien como aquello que acompaña cada acción de la vida, «también en los momentos en donde no es explícita».

Papa Francisco – Audiencia general, 9 de junio de 2021

AQUÍ ESTOY, SEÑOR, PARA HACER TU VOLUNTAD (Salmo 39)

Tú no quisiste víctima ni oblación;
pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,
entonces dije: «Aquí estoy.

En el libro de la Ley está escrito
lo que tengo que hacer:
yo amo, Dios mío, tu voluntad,
y tu ley está en mi corazón.»

Proclamé gozosamente tu justicia
en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,
Tú lo sabes, Señor.

No escondí tu justicia dentro de mí,
proclamé tu fidelidad y tu salvación,
y no oculté a la gran asamblea
tu amor y tu fidelidad.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 26-38

El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.

El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo.»

Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.

Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin.»

María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?»

El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios.»

María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí lo que has dicho.»

Y el Ángel se alejó.

Palabra del Señor.

“DAD GRACIAS AL SEÑOR PORQUE ES BUENO, PORQUE ES ETERNA SU MISERICORDIA” (Salmo 117)

Señor, enséñanos a descubrir
que la gracia de la misericordia
se nos ha dado en abundancia,
en particular con el acontecimiento
fundante de nuestra fe cristiana:
“el Crucificado ha resucitado”.

Como un viento impetuoso y saludable,
la bondad y la misericordia
se han esparcido por el mundo entero.
Ayúdanos, Señor que delante de tu mirada amorosa,
que de manera tan prolongada
se ha posado sobre tu pueblo,
y cada uno de nosotros,
no seamos indiferentes,
porque ella cambia la vida.

Que con el salmista
por siempre te alabemos,
te acojamos a ti como roca viva,
la piedra angular de nuestra vida,
y confesemos como Tomás
desde lo más profundo de nuestras entrañas
que tú eres el Señor,
pues la muerte ya está vencida. Amén.

La oración debería ser para el cristiano «el respiro de la vida» espiritual, capaz de no interrumpirse nunca «ni siquiera cuando dormimos», y sin la cual faltaría el acto vital que nos pone en relación con el Padre.

Papa Francisco – Audiencia general, 9 de junio de 2021

Los maestros de todos los tiempos y lugares no podrían tener un mejor patrón que él. En efecto, esto lo declararò el Papa Pío XII solo 50 años después de su canonización. Puede ser que Giovanni Battista haya encontrado la inspiración en su familia: primogénito de 10 hijos, quedó huérfano de ambos padres a los 21 años. Estudia en el seminario y, al mismo tiempo debe cuidar a sus hermanos. Esto no le impide hacer la profesión de sus votos religiosos y obtener su doctorado en teología de manera brillante.

La enseñanza como vocación

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