Como un hermano herido por tanta muerte hermana, tú sabías llorar, solo, en el Huerto.

“Mucho me temo, mis queridos hermanos y amigos, que muy pronto la Biblia y el Evangelio no podrán entrar por nuestras fronteras. Nos llegarán las pastas nada más, porque todas sus páginas son subversivas. ¡Subversivas contra el pecado, naturalmente!.. Yo me temo que si Jesús entrara por la frontera, allá por Chalatenango, no lo dejarían pasar.. Al hombre-Dios, al prototipo de hombre, lo acusarían de revoltoso, de judío extranjero, de enredador con ideas exóticas y extrañas… Lo volverían a crucificar” (Beato Rutilio Grande S.I., Sermón de Apopa, 13 de febrero 1977)

Veinte días después de pronunciar esta homilía, el 12 de marzo de 1977, el padre Grande moría acribillado a balazos junto a dos campesinos cuando volvía de celebrar Misa. Fundador de las Comunidades de Base (CEB), el jesuita salvadoreño había denunciado la persecución y la represión que vivían en aquellos años su pueblo y su Iglesia. Era un gran amigo del arzobispo Romero, quien tras velar toda la noche su cuerpo confesó: “Esa noche recibí desde el Cielo una fortaleza particular”. Fue la que le impulsó a tomar, aun a costa de morir, el lugar que dejaba Grande: el del buen pastor del Evangelio que defiende su rebaño.

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SÁBADO 23

MISIONAMOS EN AYARZA

  • 15:30 hs Salimos de la parroquia
  • Bendición de Ramos y Santa Misa en la Capilla Nuestra Señora de Luján

EN LA PARROQUIA

  • 19:30 hs Bendición de Ramos y Santa Misa

DOMINGO 24

EN LA PARROQUIA

10:00 hs Bendición de Ramos y Santa Misa

5º PREDICACIÓN DE CUARESMA
P. Raniero Cantalamessa
Predicador de la Casa Pontificia
22 de MARZO de 2024

En nuestro itinerario, a través del Cuarto Evangelio, para descubrir quién es Jesús para nosotros, hemos llegado a la última etapa. Entramos en lo que se suele llamar «los discursos de despedida» de Jesús a sus apóstoles. Esta vez ni siquiera intento resumir el contexto y resaltar sus diferentes unidades y subdivisiones. Sería como intentar dibujar cajas y distinguir sectores en una colada de lava que desciende del cráter. Vayamos, pues, directamente a la palabra que pretendemos recoger en esta meditación:

En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Si no, os habría dicho alguna vez: “¿Voy a prepararos un lugar”? Cuando vaya y os prepare lugar, vendré otra vez y os llevaré conmigo, para que donde yo esté vosotros también estéis. Y del lugar adonde voy, ya sabéis el camino.»Tomás le dijo: “Señor, no sabemos adónde vas; ¿Cómo podemos saber el camino?”. Jesús le dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí. (Jn 14,3-6).

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Un descendiente de la noble familia Mongrovejo, Toribio nació en Mayorga de Campos, España, en 1538. Experto en derecho canónico, se ganó con razón su reputación de distinguido jurista. Era profesor en la Universidad de Salamanca cuando el Rey de España, Felipe II, decidió enviarlo al Perú como Obispo de la Ciudad de Los Reyes, que más tarde se convertiría en Lima, hoy capital del Perú.

Un obispo enviado al fin del mundo

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 11, 45-57

Al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en Él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.

Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en Él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación.»

Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: «Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?»

No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos.

A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús. Por eso Él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí permaneció con sus discípulos.

Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: «¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?» Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno conocía el lugar donde Él se encontraba, lo hiciera saber para detenerlo.

Palabra del Señor.