La iniciativa siempre parte de Jesús. Es Él quien sale al encuentro. Sale en todas las circunstancias de la vida: en la experiencia desanimada de aquellos que creen haber trabajado sin frutos visibles, porque no han pescado nada; en la situación aparentemente desesperanzada de aquellos que están de vuelta de algo en lo que han apostado su vida y se encuentran con las manos vacías; en el recuerdo de la propia infidelidad que duele en el corazón. Jesús se hace presente a todos.
Cuando Jesús se aparece y llama desde la orilla, nos dice a los suyos que echemos la red a la derecha o a la izquierda, que dejemos la pesca y comencemos la misión, que atendamos al hermano hambriento o que nos sentemos a comer con él para compartir la mesa y la vida. Lo decisivo será siempre obedecer al Señor.