El evangelista Juan nos muestra a Jesús como la Sabiduría que enseña. El verdadero Mesías no se reconoce por el lugar donde nació, sino porque ha sido enviado por Dios. Y eso, Jesús lo demuestra con su vida y sus obras. Si algunos no lo reconocen, es porque están atrapados en sus propios prejuicios y no le dejan espacio a la acción de Dios.
Jesús rompe con la imagen tradicional del Mesías y deja claro que quienes lo rechazan, en el fondo, no conocen verdaderamente a Dios. Esa verdad incomoda a muchos, y por eso intentan arrestarlo. Pero no pueden hacerlo todavía, porque “no ha llegado su hora”.
También hoy, mientras muchas personas creen en Jesús y lo siguen, hay otras que lo ignoran o se oponen a todo lo que tenga que ver con Él. Cuando alguien vive según el Evangelio y defiende valores distintos a los del mundo, puede resultar incómodo. En cambio, quienes dicen solo lo que la gente quiere escuchar, esos sí que son bien recibidos.