La curación elimina las dolencias que deformaban la creación de Dios, restaurando su bondad. Jesús primero le abre los oídos y luego le desata la lengua, permitiendo que el hombre escuche y hable. Al comunicarse con Dios a través de Jesús, el hombre también queda abierto a los demás. Esta curación simboliza un nuevo comienzo en el mundo y en las relaciones humanas, permitiendo al hombre recibir y responder a la Buena Noticia.
Jesús cura al sordomudo, que representa al hombre incomunicado, realizando un gesto que simboliza lo que su gracia quiere aportar a la humanidad: abrir la vida de las personas a su dimensión más profunda y ayudarlas a escuchar la llamada de la Vida. La obra de Dios busca que los hombres salgamos de nuestro individualismo y nos comuniquemos; quiere que dejemos de ser sordos y mudos para vivir la gran posibilidad de vida que nos ofrece.