Danos siempre de este pan.
Así te dijo la gente en aquella tarde.
Un pan que no se termine…
Un pan que no se acabe…
Un pan de vida eterna, de vida para siempre.
Y por eso la resurrección,
y por eso el Espíritu Santo,
y por eso la Iglesia,
y por eso, pese a tantos errores y pecados nuestros,
esto sigue y seguimos…
Porque la anima tu Espíritu,
porque la animás Vos.
Porque cada vez que venimos a Misa,
nosotros venimos a satisfacer la necesidad de recibirte,
y Vos querés darnos más…
Un perdón inagotable…
Una Palabra llena de verdad…
Un abrazo de paz, de vida, de comunión…
Por eso gracias,
y por eso, ayudanos a entender la dimensión de tu presencia,
la dimensión de tu amor.
Para que no seamos esclavos de ningún tipo de necesidad,
sino hombres libres yendo a tu encuentro
y al encuentro de los hermanos…
Que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.