LA PIEDRA DE LA ESPERANZA, EL PRIMER TEMPLO DE LA VIRGEN

NOVENA A LA VIRGEN DE LUJÁN – DÍA 7

Algún tiempo después, Doña Ana decidió comenzar la construcción de una capilla a Nuestra Señora, en un territorio de su propiedad distante cuatro cuadras de su misma vivienda, poniendo como condición que jamás se moviese la imagen de dicho territorio.

Por el año 1677 se empezó en dicho la obra de la nueva capilla, cuyos primeros cimientos abrió un religioso carmelita portugués llamado fray Gabriel. La obra iba lenta hasta que Dios quiso adelantarla con el siguiente milagro. Por el año 1684 sucedió que don Pedro Montalbo, clérigo presbítero de Buenos Aires, enfermó gravemente de asma, que en poco tiempo lo redujeron a tísico confirmado. En su angustia, decidió venir a visitar a Nuestra Señora de Luján con el desafío de vivir o morir en su compañía. Una legua antes de llegar a la vivienda de Doña Ana, le apretó de tal manera el ahogo que lo tuvieron por muerto los compañeros. Llevándolo como pudieron y el Negro Manuel viéndolo en ese estado letal, le ungió el pecho con el aceite de la lámpara, y con esto volvió en sí. Luego le dijo que tuviese fe en que había de sanar perfectamente de su enfermedad, porque su Ama (así llamaba a la Virgen) lo quería para primer capellán, y que así había de su suceder. A continuación, echó mano de algunos de aquellos cadillos y abrojos que solía guardar cuando los despegaba del vestido de la Imagen, mezclados con una poca de tierra del barro que sacudía de sus fimbrias, y pidió a ciertas señora llamada doña María Días, le hiciera de todo ello un cocido. Dio a beber al enfermo en nombre de la Santísima Virgen, y con sólo este remedio quedó libre de sus ahogos y enteramente sano.

En agradecimiento don Pedro se quedó como capellán de la Virgen, y le sirvió diez y seis años continuos con singular devoción y esmero. El nuevo capellán tomó con todo empeño la decisión de edificar la capilla, y para darle más calor a la obra suplicó al gobernador don José Garro le ayudase a concluirla; y en efecto se concluyó tan en breve que el año de 1685 ya se pudo celebrar la colocación de la Santa Imagen en su nicho. El padre Montalbo, agradecido, promovió con esfuerzo la devoción a la Santa Imagen celebrando anualmente y con toda la solemnidad la fiesta de la Inmaculada Concepción el día 8 de diciembre; y con los repetidos prodigios que se experimentaban tomó la devoción a la Virgen de Luján tanto vuelo que no sólo los vecinos de Buenos Aires, sino también de las provincias muy remotas venían en romería buscar en este santuario el remedio de sus males. Con esto empezó a poblarse aquel pago, y para el espiritual consuelo de sus moradores el ilustrísimo señor don Antonio Azcona Imberto, obispo de Buenos Aires, no sólo confirmó a la capellanía de don Pedro Montalbo, sino también le dio facultad para la administración de todos los sacramentos y funciones parroquiales.

Oración
Dios Amor, que en el testimonio del padre Pedro Montalvo nos has regalado la inspiración de poder tener un lugar sagrado para encontrarnos con la Virgen, con la construcción de su primer templo, te pedimos por intercesión de la Virgen de Luján que nos regales poder esperar siempre en Ti como esa roca firme sobre la cual podemos construir nuestra vida. Amén.

Ave María
Nuestra Señora de Luján, ruega por nosotros.

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