FORMACIÓN EN LA SINODALIDAD, FORMACIÓN EN LA ESCUCHA

El Obispo Oscar Ojea compartió su reflexión en la Segunda Sesión de la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos que se realiza en Roma.

“El sínodo va siguiendo los cuatro módulos que están en el instrumento de trabajo.

En los fundamentos aparecieron con claridad dos temas importantísimos: Uno es el tema de la cercanía a los pobres y sufrientes como algo constitutivo de la sinodalidad, y que hace al fundamento de la misma. 

Hay que ser cause para los que no son escuchados. Esto constituye el estilo sinodal y es constitutivo de la Iglesia.

El segundo punto de los fundamentos, que me parece importante, es haber profundizado el tema de la espiritualidad sinodal, que hace al estilo. 

Avanzando en el módulo de las relaciones, la Iglesia, más que una organización, aparece como una red de vínculos. Allí se profundiza la imagen de la Trinidad; cómo son esos vínculos, cuáles son y cómo se desarrollan. ¡Qué importante es en la Iglesia tener esto como fundante!

Hoy la categoría de relación es una categoría fundamental: El querer trascender hacia el otro, porque justamente la cultura que nos invade es una cultura fuertemente individualista, entonces todo este acento es un acento contracultural. Allí aparece nuevamente toda esta riqueza que trae el sínodo de las diferentes culturas que pueblan la Iglesia y con las cuales estamos en una relación continua e importante.

En cuanto a los itinerarios, aparece primero el itinerario de la formación, el discernimiento, la toma de decisiones y la transparencia.

Tuve una intervención hoy: Es importante en el tema del itinerario, que comencemos a hablar de formación integral y compartida entre sacerdotes, laicos, religiosos. Cuando hablamos de formación, hablamos de formación en la sinodalidad, que ante todo es una formación en la escucha. 

Ya nos iremos acercando al tema de la toma de decisiones y del modo de plantear el discernimiento y la toma de decisión”.

«El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó» (Apoc. 21,4)

LAS HERMANAS DEJESÚS POBRE, NOPODEMO SER INDIFERENTES AL SUFRIMIENTO DE LOS  HERMANOS Y HERMANAS QUE SUFREN, COMO JESÚS NOS ENSEÑA A CADA INSTANTE.

REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE ESTE FIN DE SEMANA

P. Ricardo – 22/6/2025

REFLEXIONES VARIAS

AGENDA

DÍAS Y HORARIOS

Secretaría:
Miércoles y Viernes: 15:30 a 18:00 hs
Cáritas:
Martes y viernes de 15:00 a 17:30 hs
Misas en la Parroquia:
Miércoles a Sábados: 18.30 hs
Domingos: 10 hs

I SÍNODO ARQUIDIOCESANO – DOCUMENTO FINAL

3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA LEÓN XIV

22/6/2025

Cristo es la respuesta de Dios al hambre del hombre, porque su cuerpo es el pan de la vida eterna. Cuando nos alimentamos de Jesús, pan vivo y verdadero, vivimos para Él. Ofreciéndose sin reservas, el Crucificado Resucitado se entrega a nosotros, y de este modo descubrimos que hemos sido hechos para nutrirnos de Dios.

La guerra no resuelve los problemas, sino que los amplifica y produce heridas profundas en la historia de los pueblos, que tardan generaciones en cicatrizar. Ninguna victoria armada podrá compensar el dolor de las madres, el miedo de los niños, el futuro robado. ¡Que la diplomacia haga callar las armas! ¡Que las naciones tracen su futuro con obras de paz, no con la violencia ni conflictos sangrientos!

Hoy más que nunca, la humanidad clama y pide la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por las palabras retóricas que incitan al conflicto. Todo miembro de la comunidad internacional tiene la responsabilidad moral de detener la tragedia de la guerra, antes de que se convierta en una vorágine irreparable. No existen conflictos “lejanos” cuando está en juego la dignidad humana.

Continúan llegando noticias alarmantes desde Oriente Medio, sobre todo desde Irán. En este escenario dramático, que incluye a Israel y Palestina, corre el riesgo de caer en el olvido el sufrimiento diario de la población, especialmente de Gaza y los demás territorios, donde la necesidad de una ayuda humanitaria adecuada es cada vez más urgente.

En la Eucaristía el Señor acoge, santifica y bendice el pan y el vino que ponemos en el altar, junto con la ofrenda de nuestra vida, y los transforma en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sacrificio de amor para la salvación del mundo. Dios se une a nosotros acogiendo con alegría lo que le presentamos y nos invita a unirnos a Él recibiendo y compartiendo con igual alegría su don de amor.

En muchos países se celebra la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Domini, y el Evangelio De Hoy narra el milagro de los panes y los peces (Lc 9,11-17). Más allá del prodigio, el milagro es un “signo”, y nos recuerda que los dones de Dios, incluso los más pequeños, crecen más cuanto más se comparten.

INTENCIONES DEL PAPA

El Papa León XIV nos invita a profundizar nuestra relación personal con Jesús y a aprender de su Corazón la compasión por el mundo.