Juan Bautista María Vianney (1786-1859) es el patrón de los párrocos de la Iglesia Católica.
Él fue un campeón de los pobres, de los penitentes y de la oración.
Su notable compromiso con su pequeña parroquia rural en Francia atraían a más de 100.000 peregrinos cada año.
Las personas viajaban de todas partes de Europa para asistir a sus misas.
O sentarse en su confesionario.
Donde él pasaba hasta 16 horas al día oyendo a los penitentes.