Ante la amenaza de las graves desgracias que hace ya mucho tiempo se ciernen sobre nosotros, urge recurrir a Aquel único, que puede alejarlas. Mas ¿quién podrá ser Este sino Jesucristo, el Hijo de Dios? Porque debajo del cielo no existe otro nombre, dado a los hombres, en el cual hayamos de ser salvos. Por lo tanto, a El debemos recurrir, que es «camino, verdad y vida» León XIII
JESÚS MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN
DAME UN CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO