Siempre se puede entrar en oración contemplativa, independientemente de las condiciones emocionales, de trabajo o de salud. Es la oración del hijo de Dios, del pecador perdonado que se abre para acoger el amor con que es amado y que quiere corresponder amando más. La oración contemplativa es comunión con Dios, es mirada de fe fija en Jesús.