
Jerónimo (340-420) era natural de Dalmacia. Como sacerdote, permaneció repetidas veces en Roma donde fue secretario del Papa Dámaso. Sin embargo, los últimos treinta y cinco años de su vida transcurrieron en Belén, cerca de la gruta donde nació Jesús.
Allí, en la penitencia y la oración, se dedicó al estudio de la Santa Biblia y a la ardua tarea de su traducción al latín y al comentario que realizó a la misma.