Evangelio según san Marcos 6, 1-6
Jesús era para sus contemporáneos un motivo de tropiezo: «¿De donde saca todo esto? ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María? Por eso Jesús les dijo: «UN PROFETA ES DESPRECIADO SOLAMENTE EN SU PUEBLO, EN SU FAMILIA Y EN SU CASA» Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar unos pocos enfermos. Y siguió recorriendo las poblaciones y enseñando a la gente.
«Adonde iré Señor, Tú eres mi refugio, me libras de los peligros y me colmas con alegría.»