La voz de la Iglesia a lo largo de los tiempos y el poder salvador de Jesús.
San Beda: «El ocaso del sol significa místicamente la pasión y muerte de Aquel que dijo: “En tanto que estoy en el mundo, soy la luz del mundo” (Jn 9,4). Es al ocaso del sol cuando es curada la mayor parte de los enfermos y poseídos, porque Aquel que durante su estancia en este mundo enseñó a unos cuantos judíos, les transmitió los dones de la fe y de la salvación a todos los pueblos de la tierra».
San Juan Crisóstomo: «Los fariseos, ante la elocuencia de los milagros, se escandalizaban del poder de Cristo; mas los pueblos, que oían la divina palabra, se conformaban con ella y seguían a Jesús».
Al decir “para esto he venido” «manifiesta el misterio de la Encarnación y el señorío de su divinidad confirmando que había venido al mundo por su voluntad. Y San Lucas dice: “Para esto soy enviado” (Lc 4,43), manifestando la buena voluntad de Dios Padre sobre la disposición de la Encarnación del Hijo».
CATECISMO DE LA IGLESIA
La oración de Jesús
2599; ver. 2601: El Hijo de Dios hecho hombre aprendió a orar conforme a su corazón de hombre. Y lo hizo de su madre que conservaba todas las “maravillas” del Omnipotente y las meditaba en su corazón. Lo aprende en las palabras y en los ritmos de la oración de su pueblo, en la sinagoga de Nazaret y en el Templo. Pero su oración brota de una fuente secreta distinta, como lo deja presentir a la edad de los doce años: “Yo debía estar en las cosas de mi Padre” (Lc 2,49). Aquí comienza a revelarse la novedad de la oración en la plenitud de los tiempos: la oración filial, que el Padre esperaba de sus hijos va a ser vivida por fin por el propio Hijo único en su Humanidad, con y para los hombres.
2607: Cuando Jesús ora, ya nos enseña a orar. El camino teologal de nuestra oración es su oración a su Padre. Pero el Evangelio nos entrega una enseñanza explícita de Jesús sobre la oración. Como un pedagogo, nos toma donde estamos y, progresivamente, nos conduce al Padre. Dirigiéndose a las multitudes que le siguen, Jesús comienza con lo que ellas ya saben de la oración por la Antigua Alianza y las prepara para la novedad del Reino que está viniendo. Después les revela en parábolas esta novedad. Por último, a sus discípulos que deberán ser los pedagogos de la oración en su Iglesia, les hablará abiertamente del Padre y del Espíritu Santo.