TE BENDIGO DESDE LO HONDO DE MIS ENTRAÑAS, PADRE

La oración de Jesús

Después de treinta años transcurridos en el silencio y el alejamiento de un oscuro pueblo de Galilea, Jesús se adentra en el desierto y escucha al Bautista, testigo de la verdad. Juan no remite nunca a sí mismo, sino a alguien más grande que él. El Nazareno acude a Juan como si fuera el último de los pecadores, e inclinando la cabeza con humildad es bautizado en el Jordán. ¡Esta experiencia única de la paternidad de Dios, a quien llama: Abba —que en su lengua natal aramea significa: Papá—, lo va a marcar para siempre, transformando su vida!

Jesús es colmado por la unción de la bondad del Espíritu. Y es una comunicación que va más allá de las vivencias ordinarias con su Padre, quien dialoga con él descubriéndole el maravilloso misterio de su filiación única.

Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse los cielos y al Espíritu que bajaba hacia él como una paloma. Se oyó una voz desde los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco» (Mc 1,9-11).

Abba, me encuentro a diario contigo en oración, donde respiro esperanza, me he preguntado no solo por lo que esperas de mí, por aquello que debo hacer, para lo cual me has enviado, sino también quién soy yo. Hoy he vivido un instante culminante en mi caminar, cuando al salir del agua, vi rasgarse los cielos y al Espíritu descender sobre mí. Y te escuché decirme que soy tu Hijo amado.

¡Qué aventura más sorprendente ser tu Hijo, Abba, en quien tienes tus complacencias!

El Espíritu fue el causante de la interiorización de esta única y sublime conciencia de filiación, que escuché
de tus labios, Abba.

Abba, abro mi corazón a ti, que eres el centro de mi vida y la fuente de mi existencia, para comprender lo que has querido decirme. Me sentí lleno del Espíritu, descubriéndome a mí mismo como tu hijo muy querido, y se encendió en mí el deseo de hacer tu voluntad, de llevar a cabo tu obra.

En un instante eterno, en esa maravillosa proximidad contigo, Abba, me has descubierto los esplendores de mi filiación.

Es a esta luz como la misión de mi vida adquiere su verdadera dimensión y se revela en su profundidad espiritual y humana: ser el testigo de tu paternidad, y compartir aquello que tú me vayas enseñando. Me siento consagrado y confortado por ti, Abba, en esta intimidad filial, que al mismo tiempo apertura mi misión.

¡Oh Abba, tu bondad me nubló los ojos! Y desde lo hondo de mis entrañas te bendigo por ello.

Apuntes para la Oración Vol.3
Dicasterio para la evangelización

«El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó» (Apoc. 21,4)

LAS HERMANAS DEJESÚS POBRE, NOPODEMO SER INDIFERENTES AL SUFRIMIENTO DE LOS  HERMANOS Y HERMANAS QUE SUFREN, COMO JESÚS NOS ENSEÑA A CADA INSTANTE.

REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE ESTE FIN DE SEMANA

P. Ricardo – 22/6/2025

REFLEXIONES VARIAS

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I SÍNODO ARQUIDIOCESANO – DOCUMENTO FINAL

3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA LEÓN XIV

22/6/2025

Cristo es la respuesta de Dios al hambre del hombre, porque su cuerpo es el pan de la vida eterna. Cuando nos alimentamos de Jesús, pan vivo y verdadero, vivimos para Él. Ofreciéndose sin reservas, el Crucificado Resucitado se entrega a nosotros, y de este modo descubrimos que hemos sido hechos para nutrirnos de Dios.

La guerra no resuelve los problemas, sino que los amplifica y produce heridas profundas en la historia de los pueblos, que tardan generaciones en cicatrizar. Ninguna victoria armada podrá compensar el dolor de las madres, el miedo de los niños, el futuro robado. ¡Que la diplomacia haga callar las armas! ¡Que las naciones tracen su futuro con obras de paz, no con la violencia ni conflictos sangrientos!

Hoy más que nunca, la humanidad clama y pide la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por las palabras retóricas que incitan al conflicto. Todo miembro de la comunidad internacional tiene la responsabilidad moral de detener la tragedia de la guerra, antes de que se convierta en una vorágine irreparable. No existen conflictos “lejanos” cuando está en juego la dignidad humana.

Continúan llegando noticias alarmantes desde Oriente Medio, sobre todo desde Irán. En este escenario dramático, que incluye a Israel y Palestina, corre el riesgo de caer en el olvido el sufrimiento diario de la población, especialmente de Gaza y los demás territorios, donde la necesidad de una ayuda humanitaria adecuada es cada vez más urgente.

En la Eucaristía el Señor acoge, santifica y bendice el pan y el vino que ponemos en el altar, junto con la ofrenda de nuestra vida, y los transforma en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sacrificio de amor para la salvación del mundo. Dios se une a nosotros acogiendo con alegría lo que le presentamos y nos invita a unirnos a Él recibiendo y compartiendo con igual alegría su don de amor.

En muchos países se celebra la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Domini, y el Evangelio De Hoy narra el milagro de los panes y los peces (Lc 9,11-17). Más allá del prodigio, el milagro es un “signo”, y nos recuerda que los dones de Dios, incluso los más pequeños, crecen más cuanto más se comparten.

INTENCIONES DEL PAPA

El Papa León XIV nos invita a profundizar nuestra relación personal con Jesús y a aprender de su Corazón la compasión por el mundo.