Nos encontramos en el siglo XVII. La misión en el sudeste asiático, especialmente en las islas de Japón, Filipinas y Taiwán -entonces todavía Formosa- está encomendada a los dominicos, la Orden de Predicadores, que contribuyen a la difusión de la Palabra de Dios en estas tierras dando un admirable testimonio de la universalidad de la fe cristiana y confirmando la proclamación del Evangelio con el sacrificio de sus vidas.
El edicto contra los cristianos
El cristianismo, inicialmente tolerado en los países del Lejano Oriente, comenzó a considerarse amenazador cuando gracias al trabajo de los misioneros que obtenían muchas conversiones se extiendió rápidamente. Así, el 28 de febrero de 1633, el Shogun Tokagawa Yemitsu – el supremo líder militar de la nación – con un edicto que afectaba a los extranjeros, estableció que todos los fieles de la nueva religión fueran perseguidos y encarcelados en la prisión de Omura. No era la primera vez que se tomaba una decisión de este tipo en Japón: una primera ola de persecución, con unos doscientos mártires, tuvo lugar entre 1617 y 1632.
Lorenzo Ruiz, mártir por amor a Cristo
Lorenzo nació en Binondo, un distrito de la ciudad de Manila, capital del archipiélago filipino, y pronto abrazó la fe cristiana. Casado y padre de familia, se unió a un grupo de misioneros dominicos de la Provincia del Santo Rosario, que incluía las Filipinas, y con ellos realizó su apostolado en varios países asiáticos, como Taiwán y Japón. Fue víctima de la persecución anticristiana en suelo japonés, donde fue martirizado el 29 de septiembre de 1637.
¿Quiénes eran los 15 compañeros mártires
El grupo de 15 compañeros mártires de San Lorenzo Ruiz, todos de alguna manera vinculados a la Orden Dominicana, incluye nueve japoneses, cuatro españoles, un francés y un italiano. Aquí están sus nombres: Domingo Ibáñez de Erquicia Péerez de Lete, sacerdote; Francisco Shoyemon, novicio; Santiago Kyuhei Gorobioye Tomonaga, sacerdote; Lucas Alonso Gorda, sacerdote; Mateo Kohioye, novicio; Magdalena de Nagasaki, terciaria dominical y agustina; Marina de Omura, terciaria dominica; Jacinto Jordán Ansalone, sacerdote; Tomás Hioji Kokuzayemon Nishi, sacerdote; Antonio González, sacerdote; Guillermo Courtet, sacerdote: Miguel Lèibar Garay de Aozarara, sacerdote; Vicente Shiwozuka, sacerdote; Lázaro de Kyoto, laico.