El Papa Gregario Magno (540-590) gobernó la Iglesia durante catorce años. A pesar de su salud deteriorada, realizó una obra considerable: como «servidor de los servidores de Dios». Debió proveer al abastecimiento de Roma, mientras enseñaba al pueblo y preparaba la evangelización de los pueblos bárbaros asentados en las Galias (Francia) y en Inglaterra.
En sus escritos teológicos y espirituales, de notoria influencia en la vida de la Iglesia, manifiesta su celo en hacer llegar a todos la luz del Evangelio.