SAN EFRÉN, DIÁCONO, DOCTOR DE LA IGLESIA

San Efrén - Enciclopedia Católica

«Los árboles del Edén / fueron entregados como alimento al primer Adán. / Para nosotros, el jardinero del jardín en persona / se convirtió en alimento / para nuestras almas». Estos versículos vienen del amanecer de la Iglesia. Precisamente del siglo IV, pensados y escritos por un diácono de Oriente, Efrén, originario de Nisibi, localidad de la antigua Mesopotamia, donde nació en el 306. La tradición de la Iglesia lo recuerda como «Efrén el sirio» y lo celebra como Doctor de la Iglesia. Una de sus peculiaridades es la de ser un profundo pensador cristiano –siendo uno de los más distinguidos de su tiempo – y al mismo tiempo un buen poeta. Efrén es capaz de abarcar ideas sobre la fe con la armonía de los versículos que tocan el corazón. Y lo que escribe, hace escuela.

Genio y corazón

La inteligencia y la erudición se combinan con un notable temperamento humano. A los 15 años, Efrén conoce el Evangelio, lo estudia con pasión, pero esto le cuesta la persecución de su padre, que es un sacerdote pagano. A los 18 años, recibe el bautismo y abre una escuela bíblica en Nisibi, siguiendo al obispo James en el Concilio de Nicea (325). Cuando la ciudad es asediada varias veces por los persas, Efrén deja la cátedra y se convierte en el héroe de la resistencia. Fibra de teólogo y de luchador, por lo tanto. Y de hombre de caridad. Para reducir el impacto de la hambruna que afecta en un momento determinado a Edesa, es él a arremangarse las mangas para garantizar la ayuda humanitaria a la población

La fe en las paradojas

El pensamiento y la escritura son, sin embargo, sus mejores talentos, junto al canto. Efrén escribe mucho y de todo y lo hace con una gran calidad espiritual y estilística. Sus poemas y homilías en verso, sus himnos (la obra más amplia), los comentarios bíblicos en prosa tratan con perspicacia y belleza los ejes de la fe que tanto lo fascinaron: Dios Creador, la virginidad de María, la redención de Cristo … Afirma que nada en la creación está aislado y que el mundo, junto a las Escrituras, es la Biblia de Dios. La poesía es esencialmente el instrumento que le permite profundizar en la reflexión teológica «a través de paradojas e imágenes», señaló Benedicto XVI hace algunos años hablando de él.

Un santo en Edesa

Edesa, ayudada en el drama de la hambruna, es la ciudad donde Efrén se trasladó permanentemente después de una peregrinación en el 362. Allí continúa su trabajo como teólogo y predicador y continúa también ayudando a las personas en primera línea cuando, más que del bolígrafo, hay una necesidad urgente de doblegar a quienes sufren. La cura a los enfermos de la peste es la última obra maestra, escrita con la tinta de la caridad, nacida de Efrén el sirio. Efrén muere en Edesa, víctima de la enfermedad, en el 373. Las crónicas no informan con certeza si él fue o no un monje. Ciertamente, siempre fue un diácono ejemplar, un servidor de todos por el amor de Dios y un cantante, «lira del Espíritu Santo».

«El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó» (Apoc. 21,4)

LAS HERMANAS DEJESÚS POBRE, NOPODEMO SER INDIFERENTES AL SUFRIMIENTO DE LOS  HERMANOS Y HERMANAS QUE SUFREN, COMO JESÚS NOS ENSEÑA A CADA INSTANTE.

REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE ESTE FIN DE SEMANA

P. Ricardo – 22/6/2025

REFLEXIONES VARIAS

AGENDA

DÍAS Y HORARIOS

Secretaría:
Miércoles y Viernes: 15:30 a 18:00 hs
Cáritas:
Martes y viernes de 15:00 a 17:30 hs
Misas en la Parroquia:
Miércoles a Sábados: 18.30 hs
Domingos: 10 hs

I SÍNODO ARQUIDIOCESANO – DOCUMENTO FINAL

3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA LEÓN XIV

22/6/2025

Cristo es la respuesta de Dios al hambre del hombre, porque su cuerpo es el pan de la vida eterna. Cuando nos alimentamos de Jesús, pan vivo y verdadero, vivimos para Él. Ofreciéndose sin reservas, el Crucificado Resucitado se entrega a nosotros, y de este modo descubrimos que hemos sido hechos para nutrirnos de Dios.

La guerra no resuelve los problemas, sino que los amplifica y produce heridas profundas en la historia de los pueblos, que tardan generaciones en cicatrizar. Ninguna victoria armada podrá compensar el dolor de las madres, el miedo de los niños, el futuro robado. ¡Que la diplomacia haga callar las armas! ¡Que las naciones tracen su futuro con obras de paz, no con la violencia ni conflictos sangrientos!

Hoy más que nunca, la humanidad clama y pide la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por las palabras retóricas que incitan al conflicto. Todo miembro de la comunidad internacional tiene la responsabilidad moral de detener la tragedia de la guerra, antes de que se convierta en una vorágine irreparable. No existen conflictos “lejanos” cuando está en juego la dignidad humana.

Continúan llegando noticias alarmantes desde Oriente Medio, sobre todo desde Irán. En este escenario dramático, que incluye a Israel y Palestina, corre el riesgo de caer en el olvido el sufrimiento diario de la población, especialmente de Gaza y los demás territorios, donde la necesidad de una ayuda humanitaria adecuada es cada vez más urgente.

En la Eucaristía el Señor acoge, santifica y bendice el pan y el vino que ponemos en el altar, junto con la ofrenda de nuestra vida, y los transforma en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sacrificio de amor para la salvación del mundo. Dios se une a nosotros acogiendo con alegría lo que le presentamos y nos invita a unirnos a Él recibiendo y compartiendo con igual alegría su don de amor.

En muchos países se celebra la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Domini, y el Evangelio De Hoy narra el milagro de los panes y los peces (Lc 9,11-17). Más allá del prodigio, el milagro es un “signo”, y nos recuerda que los dones de Dios, incluso los más pequeños, crecen más cuanto más se comparten.

INTENCIONES DEL PAPA

El Papa León XIV nos invita a profundizar nuestra relación personal con Jesús y a aprender de su Corazón la compasión por el mundo.