SAN BERNARDO, ABAD, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA

Una familia recogida en la oración

Nace en el 1090 en Fontaine, Francia, en el seno de una antigua familia. A los 22 años, después de haber estudiado gramática y retórica, entra en el monasterio fundado por Roberto Molesmes en Citeaux (Cistercium, en latín, de donde viene el apelativo de cistercienses). Algunos años después, funda el Monasterio de Claraval (Clairvaux). Lo siguen 12 compañeros, entre los que se encuentran un tío y un primo suyos. Son muchos los parientes que siguiendo su ejemplo, optan por la vida religiosa.

Jesús y María

Para Bernardo la vida monástica debe ser sostenida por el trabajo, la contemplación y la oración; teniendo dos estrellas fijas: Jesús y María. Para el abad cisterciense, Cristo es todo: «Cuando discutes o hablas, nada tiene sabor para mí, si no siento resonar el nombre de Jesús». (Sermones en Cantica Canticorum XV). María —escribe Bernardo— conduce a Jesús: «en los peligros, en las angustias, en las incertezas, piensa en María, invoca a María. Que Ella no se aparte nunca de tus labios, no se aparte nunca de tu corazón; y para que obtengas la ayuda de su oración, no olvides nunca el ejemplo de su vida. Si la sigues, no puedes desviarte; si la invocas, no puedes desesperar; si piensas en ella, no puedes equivocarte…» (Hom. II super «Missus est»).

Los cuatro grados del amor

En el De diligendo Deo Bernardo indica la vía de la humildad para alcanzar el amor de Dios. Exhorta a amar al Señor sin medida y enumera cuatro grados de amor:
1) Primer grado del amor – El hombre se ama por sí mismo: «En primer lugar, pues, se ama el hombre a sí por sí mismo… Cuando ve que no puede subsistir por sí mismo, comienza a buscar Dios por la fe».
2) Segundo grado del amor – El hombre ama a Dios por sí mismo: «En el segundo grado ama a Dios, pero por sí mismo, no por Él. Sus miserias y necesidades le impulsan a acudir con frecuencia a Él en la meditación, la lectura, la oración y la obediencia. Dios se le va revelando de un modo sencillo y humano, y se le hace amable».
3) Tercer grado del amor – El hombre ama a Dios por Él mismo: «… pasa «[el hombre] al grado tercero, en el que ama a Dios no por sí mismo, sino por Él. Aquí permanece mucho tiempo, y no sé si en esta vida puede hombre alguno elevarse al cuarto grado…».
4) Cuarto grado del amor – El hombre se ama así mismo por Dios: «…que consiste en amarse solamente por Dios. […]. Olvidado por completo de sí, y totalmente perdido, se lanza sin reservas hacia Dios, y estrechándose con él se hace un espíritu con Él»

Bernardo y los Templarios

Entre los escritos del abad cisterciense, es también célebre el elogio del órden monástico-militar de los Templarios, fundado en 1119 por algunos caballeros bajo la dirección de Hugo de Payns, caballero feudal de la Champagne y pariente de Bernardo. En el De laude novae militiae ad Milites Templi, describe así a los Caballeros del Temple: «están vestidos sencillamente, y cubiertos de polvo, la cara quemada por el sol, y la mirada orgullosa y dura: antes de la batalla, se arman interiormente con la fuerza de la fe. Su única fe está dirigida a Dios».

Doctor Mellifluus

Bernardo muere el 20 de agosto de 1153. Alejandro III lo proclama santo en 1174. Pio XII le dedica una carta encíclica titulada Doctor Mellifluus, en la cual se recuerdan en particular, estas palabras de Bernardo: «Jesús es miel en la boca, cántico en el oído, júbilo en el corazón». «El doctor melífluo, último de los padres, pero ciertamente, no inferior a los primeros –escribe el Pontífice– se distinguió por tales dotes de mente y de ánimo, que Dios añadió abundancia de dones celestes».

MENSAJES DEL PAPA LEÓN

@Pontifex_es

2/11: La caridad vence la muerte. En la caridad, Dios nos reunirá junto a nuestros seres queridos. Y, si caminamos en la caridad, nuestra vida será una oración que se eleva y nos une a los difuntos, nos acerca a ellos, en la espera de encontrarlos nuevamente en la alegría eterna.

2/11: La fe cristiana, fundada sobre la Pascua de Cristo, nos ayuda a vivir la memoria como una esperanza futura. Esta “esperanza futura” anima nuestro recuerdo y nuestra oración en este día. Es la esperanza fundada en la resurrección de Jesús, que ha vencido la muerte y ha abierto también para nosotros el paso hacia la plenitud de la vida.

2/11: Oremos Juntos también por Tanzania, donde, después de las recientes elecciones políticas, se han producido enfrentamientos que han causado numerosas víctimas. Insto a todos a evitar toda forma de violencia y a seguir el camino del diálogo.

2/11: Sigo con gran dolor las trágicas noticias que llegan de #Sudán. La violencia indiscriminada contra mujeres y niños, los ataques contra civiles indefensos y los graves obstáculos a la acción humanitaria están causando un sufrimiento inaceptable. Oremos Juntos para que el Señor acoja a los difuntos, sostenga a los que sufren y toque los corazones de los responsables. Reitero mi llamamiento a las partes implicadas para que decreten un alto el fuego y abran con urgencia corredores humanitarios. Invito a la comunidad internacional a que intervenga con decisión y generosidad.

2/11: Que la visita al cementerio sea para todos nosotros una invitación a la memoria y a la espera. No estamos encerrados en el pasado, en las lágrimas de la nostalgia; tampoco estamos confinados en el presente, como en un sepulcro. Que la voz familiar de Jesús nos alcance a todos, porque es la única que viene del futuro. Nos llama por nuestro nombre, nos prepara un lugar.

Dilexi te – Te he amado

REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE ESTE FIN DE SEMANA

Obispo Oscar Ojea – 28/9/2025

REFLEXIONES VARIAS

La bendición del obispo Jorge

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