Este es nuestro mayor deseo. Pero no es un antojo o mero voluntarismo. Tu resurrección hace posible todo, sentirte vivo es lo que nos alegra.
Sentirte vivo es saber que siempre tenes algo para decirnos.
Que siempre podemos decirte nuestras cosas porque nos escuchas.
Que nunca vamos a estar solos, en ninguna circunstancia.
Que podemos crecer en el afecto a los demás y que sean siempre más.
Que podemos matar los enojos y crear reconciliación.
Que ninguna lucha por la justicia y la paz esta definitivamente perdida.
Que toda esperanza es posible, concreta, realizable.
Que cada vez que rezamos, celebramos, comulgamos, estás presente, vivo,bendiciendo nuestra pequeñez y que cada vez que estamos en comunión con vos nuestras tristezas «vencibles», se convierten en alegría invencible.