Ayudanos Señor a cuidarnos. A cuidar el corazón como centro de nuestra vida, nuestras emociones, nuestros afectos, pero especialmente, el lugar donde residís vos en nosotros. Tu gracia, tus dones, los regalos de tu misericordia reposan en él y a veces nos volvemos tan vulnerables por no cuidarlo.
Ayudanos Señor, para no perderte nunca, para sabernos llenos de vos, sentirlo, gozarlo, vivirlo, porque ahí está la vida verdadera.