¡Qué lindo! uno se entrega en los brazos del Padre, confiado, seguro, mimado. Volvés de hacerte el duro todo el día y llegas a la noche débil, vulnerable y confiando sólo en su amor. Y descansás, y disfrutas y sacas fuerzas para iniciar mañana un nuevo dia en su presencia, rodeado de su amor y su misericordia.