Al recibir las cenizas reflexionemos sobre nuestra condición de pecadores arrepentidos, necesitados de la gracia.
«El gesto de las cenizas nos recuerda nuestra condición original: hemos sido tomados de la tierra, somos de barro. Si, pero barro en las manos amorosas de Dios que sopló su Espíritu de vida sobre cada uno de nosotros».
Papa Francisco