Tomamos una serie de publicaciones de Nahuel Rivera de Llamas en su página de Facebook para recordar en esta semana a nuestro querido P. Cacho Zaccardi.
Con esa frase de mons. Angelelli, el padre Cacho Zaccardi buscó incluir a todos. En un tiempo donde la curia se había vuelto autorreferencial, Cacho empezó a hablar el lenguaje de la gente y en su pastoral encontraron lugar incluso los divorciados, rechazados en los ’80 en casi todos los espacios de la Iglesia. Él ponía la cara por ellos.
Si lo llegabas a cruzar, Cacho te preguntaba tu nombre, lo que para muchos fue revolucionario: no eras un feligrés más de la fila, sino una persona con una identidad y una realidad valiosa.
El padre José Lindor «Cacho» Zaccardi fue párroco del Sagrado Corazón de Jesús, de Luján, desde 1985 hasta 1990, año en que lo nombraron representante latinoamericano del Movimiento por un Mundo Mejor. Esos cinco años no sólo representaron un antes y un después para la parroquia, sino también para la ciudad toda, porque dejó un claro e inspirador testimonio de construcción del Reino. Su martirio encontró cerradas las puertas de los poderosos, pero no los corazones de los laicos de a pie, que mantienen viva su memoria.
Esta semana se la dedicaremos a él.