ORANDO CON LA PLABRA

Velar con la lámpara encendida significa estar siempre listo, incluso durante la noche. Velar implica renunciar al descanso nocturno para completar un trabajo urgente o para evitar ser sorprendido por un enemigo. De manera más simbólica, es una lucha contra la pereza y la negligencia, permaneciendo siempre en estado de alerta y disponibilidad.

Jesús nos llama a estar al servicio del Reino, trabajando para que su amor llegue a todos, especialmente a aquellos que tienen hambre, sed, están desnudos, huérfanos, enfermos o encarcelados. La Iglesia, cuya misión es servir a toda la humanidad, debe estar siempre con el traje de trabajo puesto, con la cintura ceñida y la lámpara encendida. Siempre dispuesta a servir, siempre dispuesta a hacer el bien, siempre dispuesta a dar voz a los que no la tienen, y siempre dispuesta a defender la vida y los derechos de todos los hombres.

«El tarro de harina no se agotará ni el frasco de aceite se vaciará, hasta el día en que el Señor haga llover sobre la superficie del suelo» (Rey.17,14)

Lecturas del Domingo XXXII del Tiempo Ordinario (Ciclo 'B', 2024) –  Comunidad Católica Latina en Bangkok

LA HOMILÍA EN LA PARROQUIA

Diego – 17/11/2024

REFLEXIONES VARIAS

CÁRITAS PARROQUIAL

DÍAS Y HORARIOS

Secretaría:
Miércoles y Viernes: 15:30 a 18:00 hs
Cáritas:
Martes y viernes de 15:00 a 17:30 hs
Misas en la Parroquia:
Miércoles a Sábados: 19.30 hs
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I SÍNODO ARQUIDIOCESANO – DOCUMENTO FINAL

3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA

He recibido una carta de un joven de Ucrania que escribe: “Padre, cuando recuerde nuestros mil días de sufrimiento, recuerde también los mil días de amor, porque solo el amor, la fe y la esperanza dan un verdadero sentido a las heridas”.

Cuando los niños son acogidos, amados, custodiados, tutelados, la familia está sana, la sociedad mejora, el mundo es más humano.

San Agustín decía: «Si amas la unidad, todo lo que en ella es poseído por alguien, ¡lo posees tú también!».