El ciego es imagen del verdadero discípulo que se despoja del manto que hasta entonces lo cegaba; deja hacer a Jesús y, desde ese momento, puede seguirlo ya por el camino que conduce a Jerusalén.
La ceguera de Bartimeo también representa la ceguera espiritual que nos aflige a todos. A menudo, tenemos una visión distorsionada del mundo y de los demás, guiados por prejuicios e intereses egoístas. La luz de Jesús nos invita a una profunda conversión interior, despojándonos de las “cegueras” que nos impiden ver la realidad con claridad.
El camino de Bartimeo hacia Jesús simboliza nuestro propio camino de fe. Es un camino de ascenso, de superación de obstáculos y de búsqueda de la verdad. La cruz de Jesús se convierte en el centro de este camino, como símbolo de amor y entrega.