Jesús anunció que el Espíritu Santo nos recordará todo. Es la memoria de la fe en el corazón del amor fiel de Dios. Acoger al Espíritu Santo es vivir con la alegría y el dinamismo interior que caracterizan a Jesús.que nos impulsa a amar, respetar, defender y afirmar la vida en todas sus expresiones.
El hombre espiritual, del mismo modo que lo hizo Jesús, no pasa indiferente ante las realidades cotidianas, sino que se apasiona por la vida y lucha contra todo aquello que amenace, destruya o aniquile la belleza y la plenitud de la vida tal como Dios la concibe y ama.
Vivir en el Espíritu” nos lleva a estar al lado de los más necesitados, ofreciéndoles el amor y la esperanza que brotan de Dios. Esta fue la experiencia transformadora de los apóstoles a partir del primer Pentecostés, quienes, ungidos por Espíritu Santo, se convirtieron en testigos vivos del amor y la vida que nos viene de Dios.
En un mundo deshumanizado, estamos llamados a ser testigos de Jesús muerto y resucitado, llevando paz y unidad al mundo.