Este es el nuevo estilo de vida que Jesús propone: más exigente que la letra de los Diez Mandamientos, más radical que cualquier norma. «Perdonar de corazón» es vivir la bienaventuranza de los limpios de corazón. La pertenencia al Reino se mide aquí: perdonar sin límites, a todos, como Dios mismo que no hace cálculos ni lleva cuentas. Vivir perdonando es habitar el Reino. Negarse a perdonar es ponerse fuera de él, fuera de la corriente viva del amor de Dios.
En toda comunidad hay heridas, ofensas, tensiones que amenazan con romper la unidad. La tentación es responder con la misma moneda. Pero esa no es la lógica del Evangelio. La venganza multiplica la herida; el perdón la sana. Solo el perdón transforma, porque es el lenguaje de Dios.