Desde aquel primer día, hay dos versiones que circulan: una verdadera y otra falsa. Una quiere llenar el corazón de esperanza; la otra, de miedo. La versión de los apóstoles nace del testimonio de quienes vieron el sepulcro vacío y se encontraron con el Resucitado. La de los sumos sacerdotes nace del miedo y el engaño. La verdadera se apoya en el poder del Espíritu; la falsa, en el poder del dinero y la mentira. La verdadera habla de perdón; la falsa, de poder y envidia.
A lo largo de la historia, el mundo ha intentado frenar el anuncio del Reino. Ha querido negar que Jesús resucitó, que hay Vida en abundancia, que nuestros pecados han sido perdonados, que el Espíritu vive en nosotros y que somos nuevas criaturas en Cristo. Pero Jesús sigue saliéndonos al encuentro, y nos sigue diciendo: “No tengan miedo y alégrense”.