El amor fiel no es solo un sentimiento que se mantiene solo con el paso del tiempo. Es un compromiso que se construye día a día con esfuerzo, paciencia y entrega. No basta con haber hecho una promesa; hay que renovarla constantemente en los pequeños gestos, en las decisiones diarias y en la voluntad de permanecer, incluso cuando las dificultades aparecen.
La fidelidad no significa que nunca habrá problemas, dudas o momentos de cansancio. Significa que, a pesar de todo, elegimos seguir caminando juntos. Es aprender a escuchar, a comprender, a perdonar y a ceder cuando es necesario. Es recordar que el amor verdadero no es solo recibir, sino también dar, cuidar y sostener al otro.