Jesús, al ver a la multitud que lo sigue sin preocuparse por comer, se compadece de ellos y realiza un milagro para alimentarlos. Con solo siete panes y algunos peces, da de comer a cuatro mil personas, y aún sobra alimento. Las siete canastas que se llenan con los restos simbolizan la abundancia y el carácter inagotable del alimento, que debe seguir compartiéndose constantemente.
Jesús entiende que la solidaridad es clave en la construcción del Reino que él propone. No se puede vivir en paz mientras haya hermanos en necesidad. Por eso, no disfruta de un alimento que falta a otros, sino que lo comparte, mostrando que la única manera de estar verdaderamente satisfechos es distribuyéndolo entre todos.