El error de los fariseos puede ser también el de muchas personas piadosas que, en su deseo de perfección, se enfocan en las apariencias y olvidan que lo que realmente da sentido a los actos externos son las actitudes del corazón.
Jesús presenta una lista de trece males que pueden salir de un corazón corrompido: malos propósitos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicia, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo y frivolidad. Estas cosas tienen mucho más peso que lo que comemos o dejamos de comer.
El Reino de Dios nace en el interior del ser humano: en su corazón, en su conciencia, en su voluntad y en sus decisiones fundamentales. Nada externo puede pervertirlo si su juicio es recto y sus valores están alineados con los del Reino. Aunque pueda sentir cansancio, miedo o cometer errores, su corazón seguirá marcando el camino de la verdad evangélica que ha abrazado.