El Reino de Dios que Jesús predica es un reino de amor, libertad, justicia y santidad. Es una liberación que abarca todas las dimensiones del ser humano, no solo el espíritu, sino también las necesidades materiales y sociales. Esta liberación no se reduce a un espiritualismo vacío ni a resolver problemas económicos sin dar sentido y esperanza a las personas.
San Lucas nos dice que esta salvación ocurre “hoy”. Ese “hoy” empezó en Nazaret, pero sigue vivo cada vez que alguien recibe la palabra de Jesús con un corazón abierto. Esta palabra debe hacerse realidad en nuestro presente.
Cada vez que alguien trabaja para que otros descubran el Evangelio, para que se reconozcan hijos de Dios y hermanos entre sí, “se está cumpliendo esta escritura.”
Cada vez que alguien lucha por liberar a los cautivos de cualquier tipo de opresión, busca un orden social más justo o promueve la dignidad humana, “se está cumpliendo esta escritura.