Fuente: En la escuela de las escrituras
Jesús vinculó el poder sanador con el núcleo de su mensaje: asoció las curaciones con el comienzo del Reino de Dios que él anunciaba. Cada vez que era superada alguna forma de mal, físico o moral, se iba haciendo más clara la presencia de ese nuevo mundo prometido por Dios a través de sus profetas.
Y así, más importante aún que la superación de una parálisis corporal es la superación del pecado, que impide andar la vida tanto o más que la inmovilidad de las piernas.
Dios renueve constantemente en nosotros la posibilidad de «caminar una Vida nueva» (Rm 6,4).