Con la vida pública de Jesús empezará el tiempo de la superación del mal en todas sus dimensiones. Con su predicación él anunciará la alegría a los pobres y traerá la salud a los enfermos. Así, el mal irá perdiendo poder como consecuencia de la actividad de Jesús.
La anciana profetisa Ana anticipa con sus palabras esa Buena Noticia. Pero hasta que llegue el momento, Dios va preparando el corazón de su mensajero. Dios prepare también nuestro corazón para que su gracia nos libere y transforme.