El cumplimiento del proyecto de Dios sobre Israel dependía de la respuesta del pueblo a su llamado. Dios no fuerza la libertad ni elimina la responsabilidad del ser humano. Tanto Elías, como Juan Bautista y Jesús, resultaron incómodos por su mensaje y su forma de vivir. Aceptarlos significaba aceptar el plan de Dios y comprometerse.
Estamos invitado a leer los signos de los tiempos, para identificar la presencia de los profetas y de Jesús mismo en nuestra vida. Hoy en día, Dios sigue manifestándose a través de personas y acontecimientos más frecuentemente de lo que pensamos. Podemos reconocer a los verdaderos “profetas de hoy” por sus frutos: si sus acciones y palabras generan unidad y reflejan la presencia de Dios en el mundo.