ORANDO CON LA PALABRA

Los discípulos reconocen sus propias limitaciones para asumir la responsabilidad de construir el reino. Estas actitudes sólo tienen sentido y son posibles de vivir plenamente desde la fe.

Todos influimos, para bien o para mal, en quienes viven con nosotros. El amor sin límites a los hermanos es la señal de una comunidad de discípulos. Los cristianos somos hermanos, pero no personas perfectas; somos pecadores. Jesús no idealiza a su comunidad ni la imagina impecable y sin dificultades: sabe que es y será una comunidad donde las personas se equivocan, se impacientan, buscan su propio interés y se ofenden mutuamente, incluso hasta siete veces al día. Todos enfrentamos dificultades para perdonar, y a menudo nos resulta más fácil juzgar, condenar y criticar.

La corrección fraterna, cuando se realiza con prudencia y con la delicadeza que nace del amor, va de la mano del perdón y la generosidad de corazón. Debemos hacer nuestra la súplica de los discípulos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

«El tarro de harina no se agotará ni el frasco de aceite se vaciará, hasta el día en que el Señor haga llover sobre la superficie del suelo» (Rey.17,14)

Lecturas del Domingo XXXII del Tiempo Ordinario (Ciclo 'B', 2024) –  Comunidad Católica Latina en Bangkok

LA HOMILÍA EN LA PARROQUIA

Diego – 17/11/2024

REFLEXIONES VARIAS

CÁRITAS PARROQUIAL

DÍAS Y HORARIOS

Secretaría:
Miércoles y Viernes: 15:30 a 18:00 hs
Cáritas:
Martes y viernes de 15:00 a 17:30 hs
Misas en la Parroquia:
Miércoles a Sábados: 19.30 hs
Domingos: 10 hs

I SÍNODO ARQUIDIOCESANO – DOCUMENTO FINAL

3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA

He recibido una carta de un joven de Ucrania que escribe: “Padre, cuando recuerde nuestros mil días de sufrimiento, recuerde también los mil días de amor, porque solo el amor, la fe y la esperanza dan un verdadero sentido a las heridas”.

Cuando los niños son acogidos, amados, custodiados, tutelados, la familia está sana, la sociedad mejora, el mundo es más humano.

San Agustín decía: «Si amas la unidad, todo lo que en ella es poseído por alguien, ¡lo posees tú también!».