La santidad es tener confianza, esperanza y alegría; porque Jesús está con nosotros, haciendo posible una nueva vida que invierte los valores de este mundo y acepta los del evangelio sin medias tintas. Santo es quien ha decidido construir ese nuevo mundo bienaventurado donde los hombres se aman, se quieren, son solidarios y se ayudan, donde no se rechazan unos a otros por su condición social, dinero o poder. Santo es el que no abandona la lucha, aunque sea lenta y fatigosa. La santidad es cuando, a pesar de todo y de todos, se mantiene la esperanza de que la lucha realizada por y con Jesús tendrá un buen final y que la fraternidad entre los hombres se irá haciendo realidad hasta que todos seamos auténticamente hermanos.
ORANDO CON LA PALABRA
