La reacción de Jesús es un llamado a que los cristianos abandonemos el odio, el resentimiento y la venganza, y construyamos espacios de diálogo que permitan construir la paz entre los pueblos. Si estamos llamados a proclamar la Buena Nueva a todas las naciones y a llevar la luz y la salvación que Dios ofrece a todos, no podemos excluir a nadie. Incluso cuando seamos rechazados, difamados o perseguidos, debemos orar por quienes nos persiguen y maldicen, no desear que les caiga fuego del cielo.
Somos mensajeros de la Vida y del Amor que proceden de Dios, no de la muerte ni del egoísmo que oscurecen la mente de los hombres, quitan la paz y destruyen la posibilidad del amor fraterno.