Aunque la primera impresión es que Jesús quisiera poner distancia de su familia, en realidad los está poniendo como modelo de la escucha auténtica que lleva al cambio de actitud y comportamiento. Ellos son los que “escuchan la Palabra de Dios y la practican”.
Nuestros vínculos con Jesús no pueden ser solamente los de la inteligencia que se adhiere a una palabra portadora de verdad. Tampoco son solo vínculos de la voluntad que acepta dócilmente una ley. Son vínculos del corazón que elige sus mismas opciones fundamentales y acepta, en comunión, su mismo destino. Escuchar la palabra y hacerla crea entre Cristo y nosotros esos vínculos del corazón que hacen a dos seres inseparables entre sí, en comunión de vida y destino, a pesar de las distancias, las oscuridades, y las incomprensiones que la vida puede presentar en algún momento.