Jesús, con su vida entregada, instaura otra lógica y otras actitudes. El verdadero camino de éxito pasa por el despojamiento y la entrega, ser como el último y hacerse servidor de todos. En esta propuesta no hay espacio para la competencia agresiva ni para la vanidad de las apariencias, ni para el poder manipulador o la fuerza del dinero. Solo tiene cabida el servicio solidario y fraterno a todos, el compartir generoso, el amor por la justicia y la verdad, el perdón incondicional, y la cercanía a los pequeños de este mundo. Finalmente, la muerte que Jesús les anuncia será el último servicio por el que el Padre le entregará el Reino.
Monseñor Eduardo García