La humildad del centurión al reconocer la autoridad de Jesús fue elogiada por Jesús, en contraste con la actitud de los líderes religiosos judíos.
Tener fe no consiste en seguir dogmas, realizar prácticas rituales o pertenecer a una institución religiosa, sino en confiar plenamente en el poder salvador de Jesús. Es reconocer en Jesús al mediador de la acción de Dios. Jesús, en su misión de mostrar el amor universal de Dios y la dignidad de todos los hombres, no ignora las contradicciones y pecados, pero tampoco se deja condicionar por ellos. Su misión es mostrar el amor de Dios, ser sensible al sufrimiento de todos y guiar hacia la redención.