Creer en él implica un trabajo de identificación para tener “sus mismos sentimientos, de hacer de Él nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida. La verdad es el camino para llegar a la auténtica libertad, por eso la fe es camino de libertad, porque nos hace conocer y vivir la Verdad.
Quien acepta a Jesús por la fe tiene que trabajar su corazón, sus actitudes, sus pensamientos, sus criterios y valores para sentir como Jesús sintió, para vivir como Jesús vivió, para ponerse preferentemente de parte de los pobres como Jesús lo hizo, para ver en cada hombre un hermano, un hijo de Dios, para enfrentarse con todo aquello que, en nuestro mundo, engendra violencia, opresión, injusticia, mentira, esclavitud. Aceptar así la vida es ser un verdadero creyente.