A aquellos que desean anunciar el Evangelio se les pide que caminen ligeros de equipaje, siendo portadores de paz para el pueblo al que han sido enviados. Esto implica no solo llevar consigo las enseñanzas de Jesús, sino también vivirlas de manera auténtica y palpable. Los evangelizadores están llamados a ser testigos vivientes del amor y la misericordia de Cristo, actuando como instrumentos de reconciliación y esperanza en medio de las realidades humanas más desafiantes.
Es un llamado a mostrar con la vida misma que los valores del Evangelio son la respuesta verdadera y plena a las aspiraciones más profundas del ser humano