Con la frase «Pero yo les digo», Jesús busca profundidad, invitando a ir a la raíz de las cosas. La fuente de todo está en el corazón y en el pensamiento. Jesús quiere edificar desde dentro, porque las leyes externas son fáciles de burlar, mientras que la conciencia es el corazón y el cimiento de una persona íntegra. No se puede construir el Reino de Dios solo con normas externas; es necesario un cambio en el corazón, que se traduzca en un cambio visible en la persona, en su comportamiento individual y social.
ORANDO CON LA PALABRA
