ORANDO CON LA PALABRA

Desde el principio, Dios se ha revelado como aquel que ama, que elige libremente y se une con fidelidad a toda la humanidad. El Antiguo Testamento proclama el amor de Dios por su pueblo, mostrando cómo lo eligió, lo salvó, estableció un pacto con él, lo condujo con amor y fue su buen pastor.

El Corazón de Jesús nos lleva al centro de la vida cristiana, a lo esencial de nuestra existencia y de nuestra fe. La vida cristiana, desde el inicio hasta el final, es un misterio de amor. Ser discípulo no es otra cosa que creer en el amor de Dios por nosotros. Aceptar este amor implica responder con amor. El mandato de amarnos unos a otros es una consecuencia lógica del misterio que celebramos. Como afirma San Juan: “Si Dios nos ha amado de este modo, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Jamás nadie ha visto a Dios. Si nos amamos los unos a los otros, Dios vive en nosotros y su amor en nosotros es perfecto”.

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«¿Acaso Dios no ha elegido a los pobres de este mundo para enriquecerlos en la fe y hacerlos herederos del Reino que ha prometido a los que lo aman?» (Sant. 2,5)

LA HOMILÍA EN LA PARROQUIA

P. Oscar- 8/9/2024

REFLEXIONES VARIAS

Obispo Jorge García Cuerva – 8/9/2024

AGENDA

  • sábado 14 - 00:00 hs
    VISITA DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DEL ROSARIO

    En el mes del Rosario, la Parroquia San Pedro nos acerca a la virgen en su imagen del Rosario que está peregrinando por distintos lugares de nuestra ciudad.

  • sábado 14 - 10:00 hs
    EN EL MARCO DEL MES DE LA BIBLIA ENCUENTRO DE REFLEXIÓN CON EL P. DIEGO ZACCA

CÁRITAS PARROQUIAL

DÍAS Y HORARIOS

Secretaría:
Miércoles y Viernes: 15:30 a 18:00 hs
Cáritas:
Martes y viernes de 15:00 a 17:30 hs
Misas en la Parroquia:
Sábados: 18.30 hs
Domingos: 10 hs

I SÍNODO ARQUIDIOCESANO

3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA

El Señor nos quiere custodios unos de otros (Gn 4,9), no enemigos, porque la vida de cada uno de nosotros es un don sagrado de Dios. Recordémoslo siempre, ¡la vida de cada uno de nosotros es un don sagrado de Dios!